LOS PROBLEMAS DEL SALIENTE

 

El pasado día 5, y de la pluma insuperable de Pedro A, de Torres Rollón, salía un magnífico articulo, estudio y guía de las posibilidades de una Almería Monumental. Distintos aspectos de nuestra provincia quedan en él refleja­dos, tanto en orden a su valor histórico-cultural, así como en fun­ción a una proyección futura más positiva y popular.

 

En su lectura, no obstante, nos ha extrañada la omisión de uno de los monumentos más característicos y singulares -único en su género en el sureste español- de toda la provincia. Nos referimos al Monasterio del Saliente.

 

¿Olvido? No lo creernos. Más bien, suponemos, el propio con­texto en el que se desarrolla la vida del Santuario; el secular aban­dono en que se encuentra; la falta de interés de quienes debieran ocuparse de su revitalización; el olvido de su propia dimensión artístico-religioso-cultural... En fin, toda una serie de causas que, concatenadas unas con otras, impiden una firme estimación de su autentica valía.        

 

Voces autorizadas necesita el Monasterio para un resurgir que todos esperamos. Veces autorizadas decimos, pues no faltan las de les hombres de la tierra que, acuciados por la realidad del momento, no dudan en lanzar al aire sus llamados de atención, sus advertencias.

 

No ha pasado mucha tiempo desde que, en las páginas de es­te mismo diario, nuestro paisana Francisco Granero Granados em­pezara así su comentario «Problemas que exigen un diálogo».

No sé si curiosamente o por una llamado del misterio, Albox tiene pendientes de la Sierra del Saliente sus problemas de ma­yor alcance".

 

De los problemas que referidos al Saliente en aquella ocasión enjuiciaría Paco, hoy se encuentra en franco proceso de solución el referido a las aguas de aquella sierra. Pero si bien es cierto que este problema encontró el cauce adecuado de solución, el otro pro­blema, el «del espíritu", no ha variado en este tiempo ni un solo ápice en su largo inmovilismo.

 

«El cuidado de sus torretas y murallas -dice Pedro A. de To­rres Rollón refiriéndose a la Alcazaba- pertenece a nuestra mis­ma esencia, pues son acervo y patrimonio de los almerienses".

 

PROBLEMAS

 

Y a la pregunta de cuál es la dimensión del Saliente desde es­ta perspectiva, habría que responder que prácticamente ninguna, el Santuario del Saliente sigue arrastrando, hoy día, toda esa serie de problemas que en los últimos tiempos denunciaron los que sien­ten su llamada dentro de si. No hay razones para esta o aquella manera de obrar. Y así, mientras caen al suelo batidas por los vien­tos los seculares piedras que conforman la estructura de la torre; mientras la fachada principal se "pudre" por los aguijonazos de los clavos de desaprensivos trajinantes; mientras las puertas des­aparecen o se descuajan en oras a una renovación mal entendida a la simple falta - !qué ironía!- de una lata pintura... mientras, decimos, todo duerme en derredor, y nadie se explica el por qué de este abandono que a nadie parece favorecer y a todos perjudica.

 

Pero no es sólo el abandono material. E! Santuario del Saliente, centro que debiera ser de piedad; de reencuentro con el propio yo- de cita con la religión, las artes, etc... se encuentra relegado al reducido papel de visita de promesa, -,cuando no casual o fortuita

 

Refiriéndose a Los Millares, sigue diciendo el mencionado artículo. “deben abrirse a la expectación almeriense»,

 

¿Y qué pasa con el Monasterio?  Sus rincones mas significativos, aquellos que guardan un más rancio sabor histórico y que seguramente constituyen la más llamativa nota para el amante de las artes. permanecen cerrados a la curiosidad popular.

 

No existe inventario -que sepamos- de las otras, cuadros, reliquias y otros objetos de interés general que pertenezcan al patrimonio del Santuario, y que, para otro parte, debieran estar expuestos al interés de los visitantes.

 

El articulo que nos ocupa termina con esta justa y acertada aseveración: “La cultura almeriense no puede ser patrimonio de unos pocos, sino de todos».

 

Y en base a tal aserto cabria preguntar: ¿Qué encuentra el cansado viajero que acude a la sugestiva llamado del Monasterio? Nada. Todo se reduce a una visita al templo -¡qué maravilla sí se hubiese permitido volcar su sensibilidad de genio a González Romero!- y un paseo por el claustro -verdadera muestra de obra de reconstrucción hecha sin idea de la situación en el tiempo-.

 

Los miles de personas que acuden cada año, especialmente en su fiesta, tienen derecho a encontrar algún cambio progresivo en el Monasterio,

 

Y no, no es esto lo que merece el Saliente. Y no procede en este caso el culpar la falta de interés por parte del pueblo; no cabe la consabida frase de no colaboran". 'Dirección significa competencia. Dirección es «apechugar» con las dificultades. Dirección es capacidad de convocatoria pero, entre todos, conseguir disipar esa indiferencia, esa apatía y ese olvido que como aureola maléfica parece envolver al Santuario, para de esta forma despertar el interés de todos aquellos que de una manera u otra podrían aportar su grano de arena en la  tarea común de dar al Monasterio el tratamiento debido a su alcurnia monumental.

 

SEPHARD

 

Fuente: La Voz de Almería (15-09-79)

 

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